He estado desaparecida de este espacio. Lo confieso. Lo siento. De verdad lo siento. Puedo justificar mi ausencia pero si me conoces, no soy mujer de excusas ni de esconderme detrás de argumentos para justificar la realidad. ¿Cuál es la realidad? Estaba des-inspirada. Me faltaba inspiración pues…. es parte de las desventajas de querer hacer las cosas tan pero tan bien, que no haces nada …
Escribir es un hábito pero es el compartir lo que me motiva en realidad. En esto estuve pensando estas semanas que estuve desaparecida.
La verdad es que leo muchísimo y quisiera compartirlo todo con todos; lo que me apasiona es compartir. Ayudar con la información que me llega a que la gente crezca, se supere, sea mejor. Otra “verdad” es que si quiero que algo cambie, tengo que hacer que suceda.
Para eso abrí este blog: porque lo que me apasiona es compartir, esperando que algo pueda serle útil a los que lo lean. Tengo tanto en la mente que necesito un escape para tantos pensamientos.
Confieso que he estado apartada de este espacio y de ustedes por falta de inspiración y contenido. Pero hoy es diferente.
Estos días “libres” estuve sin nana (no fue tan desastrozo como pensé) y también me dieron la oportunidad de reencontrarme con unos escritores, poetas del siglo 21 les digo yo, y me han brindado literatura para llenar mi “tanque” y estoy lista para compartir y espero llenar tu tanque también.
Esta vez, les quiero compartir un artículo de una de estas “poetas del siglo 21” como les llamo. Su nombre Mercé Roura, su cuenta de Twitter es @merceroura y escribe para callar su alma guerrera.
Tiene un blog “la rebelión de las palabras” y ha encajado perfecto para mi estos momentos, y espero que para ti también: quizás por eso de la “rebelión” concepto con el cual me llevo muy bien, ya que, si me conoces un poco, suelo ir contra corriente y abriendo mi propio espacio: no el más popular ni el más reconocido, pero es mío, lleva mi nombre, mi huella y mi estilo. Es mío y lo llevo a mi manera.
Qué difícil es a veces seguir el propio camino, el propio instinto: más fácil es seguir la manada, la multitud… pero qué aburrido… qué poco original… Lo difícil es hacer el propio camino, lo sé… estoy ahí todos los días. Por eso lo he hecho mi causa, mi propósito: mostrar que todos tenemos un camino que andar, un mundo que diseñar y que cada uno tiene como hacerlo realidad.
Anyways… te quiero dejar con unos extractos de su artículo “Eres más grande de lo que imaginas”. Ella escribe “pesado”… no creo que es para todos ni todas, por eso, extraje solo algunos de sus pensamientos.
Al final – si logras terminar de leerlo – quiero haber podido contribuir a que reflexiones sobre tu propia vida y sobre lo que estás haciendo para diseñar tu mundo – el tuyo – sin miedo, pena ni vergüenza, porque es tu mundo (de nadie más). Haz con el lo mejor que puedas y deja tu huella.
Que lo disfrutes… Im Back!
Vivimos en un universo que nos parece tangible, puramente físico y material. Nos pasamos la vida necesitando tener, poseer, acumular. Y la vida, remolona y silvestre, encuentra la forma de demostrarnos que todo lo que soñamos que es nuestro, en realidad, se puede esfumar en un segundo. No tenemos nada más que lo sentimos…
Cuando nos preguntan quiénes somos, a veces respondemos con nuestra profesión, con nuestro cargo, con nuestras posesiones… Pocas veces con nuestra pasión, nuestro sueño, nuestro empeño. Confundimos el medio con el fin, la posesión con la felicidad, la necesidad con el reto.
No sabemos quiénes somos porque no tenemos clara cuál es nuestra misión o preferimos no saberlo porque eso nos apremiaría a darle un zarandeo a nuestra vida.
Cada día que pasa sin hacer lo que nos conmueve por dentro es un día que nos alejamos de nosotros mismos. Cada minuto que pasa sin que actuemos conforme a nuestra esencia es un tiempo perdido, una distancia entre lo que somos y lo que podemos llegar a ser para sentirnos bien con nosotros mismos.
Si no amamos cada segundo que vivimos, desperdiciamos cada segundo.
Muchas veces porque lo que hacemos para acercarnos a nuestros sueños, a nuestros objetivos, no se toca, no se escribe en un expediente, no se evalúa ni forma parte de un ranking, ni se puede reflejar en el curriculum.
Nos obsesiona tanto el resultado que abandonamos a medio camino para buscar otra meta asequible y acariciable. Y nos conformamos con un sucedáneo de nuestro sueño, porque estamos muy impacientes por saborearlo, por tenerlo, por mostrarlo al mundo y conseguir que nos crea dignos de él que bajamos el listón y recortamos expectativas…
A veces, no perseguimos sueños porque nos hagan sentir felices o enteros como seres humanos, sino porque esperamos la gloria de ser merecedores de ellos. Esperamos que nos reconozcan y nos admiren por nuestros logros para recoger esa admiración ajena y transformarla en autoestima. La autoestima que nos falta, la confianza que no tenemos en nosotros mismos y que pensamos que llegará con el éxito exterior, con el premio del público, con la medalla, con el reconocimiento.
Y si llega, se marcha, siempre.
Buscamos que el mundo que nos rodea sea hermoso y nos haga sentir hermosos cuando en realidad somos nosotros quién tiene el poder de hermosear el mundo.
Le damos a las circunstancias el poder de cambiarnos cuando somos nosotros quién puede cambiar las circunstancias o la forma de vivirlas.
El miedo nos encoge la capacidad de crear, de ver lo que aún no está pero que ya existe en algún lugar de nuestra conciencia, de nuestro universo interior… Ese rincón maravilloso donde de un momento a otro se gestan tormentas y se construyen realidades paralelas de extrema belleza…
Nos pasamos la vida delegando nuestro poder, sin tomar las riendas…
No te faltan medallas, te falta sólo creer que las mereces.
No te falta mérito, sólo necesitas otorgártelo tú.
Eres el camino porque tú lo dibujas.
No hay nada ahí fuera que te dé o te quite valor, sólo lo hacen tus pensamientos, tus palabras, tus emociones.
Lo más grande está dentro de ti. Es tan enorme, tan inmaterial, tan inmenso, que cuesta entenderlo y abarcarlo con palabras. Cuesta dejar que se expanda, cuesta aceptar su grandeza y rotundidad… Y a veces, nos asusta tanto esa inmensidad que no se ve si no miras con la atención adecuada, que la negamos, la reducimos, la etiquetamos… La convertimos en algo diminuto y la encerramos en una vieja caja de zapatos. Porque amarla nos obliga a ser más libres, ver su poder nos obliga a ser más responsables de su existencia, más sabios, más conscientes de qué implica y a dónde nos lleva…
Nos da tanto miedo ser grandes que decidimos encogernos. Y al final, acabamos pareciéndonos mucho a la copia diminuta de nosotros que tenemos en la mente, una versión ahogada y triste de lo que podemos llegar a ser. Nos vemos pequeños y empequeñecemos para asemejarnos a la idea que tenemos de nosotros, al retrato degradado que construimos en nuestra cabeza.
Nos da miedo darnos cuenta de que lo que somos depende de lo que decidimos que somos. Esa responsabilidad nos aturde, nos desborda… Y decidimos limitarnos para creer que así estamos seguros y somos asequibles y manejables.
Nos da tanto miedo lo que no podemos tocar y comprender que preferimos pensar que no existe. Nos han acostumbrado a medirlo y cuantificarlo todo y esperamos hacer lo mismo con nuestra capacidad, nuestra intensidad, nuestra actitud ante la vida… Y eso es tan grande que se escapa de los parámetros y de los instrumentos para medir… Sólo se siente, se intuye, se percibe cuando se confía, se vive cuando se acepta.
Y cuando dejamos de soñarlo, de imaginarlo, de verlo con los ojos de la conciencia… Deja de existir. Se pliega sobre sí mismo, da la vuelta y busca otros ojos que sepan verlo, apreciarlo y aceptarlo.
Sólo cuando eres consciente de tu inmensidad empiezas a usarla, a vivirla, a notarla.
Sólo cuando crees que ya eres lo que sueñas, consigues serlo.
Sólo cuando aceptamos lo que somos, aprendemos a explorar las posibilidades que hay en nosotros. No necesitas nada, ya eres lo que buscas.
Fuimos creados únicos e irrepetibles y para hacer cosas grandiosas. Tu luz está esperando ser usada para alumbrar tu propio camino y el de otros ???? no te quedes con las sombras, brilla con fuerza y deja tu marca.
Feliz semana para todos y todas!
Yael