Me gusta mucho la fábula de la luciérnaga y el sapo de Juan Eugenio Hartzenbusch porque de una manera muy real describe cómo lo que hace diferente y especial a una persona es objeto de envidia al extremo de querer acabar con él.
Pero mi reflexión no es sobre la envidia per sé; sino acerca de esa luz que como las luciérnagas, cada uno tenemos desde que nacemos y es casi que un deber cuidarla, e incluso, si te animas y decides por amplificarla como un valor, ponerla a disposición de los demás.
No propongo desaparecer la envidia. De hecho aceptarla te puede hacer la vida más feliz. Lo qué si propongo es aprender a reconocer cuando tu luz puede ser objeto de los “sapos” del pantano y empoderarte para que nadie ni nada te la apague.
Yo ando buscando luciérnagas. Yo ando buscando personas que quieran brillar con su luz propia y quieran usarla para iluminar el camino de otros.
Todos tenemos algo que nos hace únicos, diferentes y especiales. Todos tenemos una luz propia – distinguida – especial. Todos podemos brillar por nuestros propios medios -no necesitamos que otros nos digan cómo, cuándo y dónde hacerlo. consciente de quién eres, qué haces para destacar y qué valor ofreces para dejar tu marca, tu huella, es un proceso que puede empoderarte para mantener tu luz encendida y brillar por ti.
“Que no te digan que el cielo es el límite cuando existen huellas en la luna”.
Se necesitan personas que piensen, creen y desarrollen con autenticidad y originalidad. Es posible y necesario pensar como si “no hubiese caja”. Tomar la decisión de ser el guionista de tu propio camino e inmediatamente después descubrir cuál es la marca y huella que quieres dejar para brillar con tu propia luz es una decisión de la cual no te arrepentirás.
¿List@s para Brillar?
#HappyCoaching
#BecomeYourBest
Yael